Diferencias entre un Sommelier y un Enólogo

Un sumiller y un enólogo pueden ser muy similares, tienen algunas cosas en común como ambos se dedican al vino, pero no siempre suelen estar en los mismos puestos de trabajo. Son dos figuras muy importantes en la presentación y elaboración del vino, pero en cambio tienen algunas diferencias.

¿Qué función tiene un enólogo?

El enólogo es el profesional que trabaja elaborando el vino a la vez que trabaja en una bodega. Es el encargado de producir un vino que después llegará a los establecimientos donde el sumiller hará su parte del trabajo. Un buen enólogo debe conocer todo el proceso de elaboración del vino, así como su composición, tiempo de maceración, decide cuándo recoger la uva, embotellar…

Principal función de un sumiller

El sumiller es la persona que trabaja de cara al público como puede ser un restaurante, una bodega o una tienda especializada en vino. Se dedica a presentar y explicar el vino a la persona que finalmente degustará y gozará del vino.

Normalmente es una persona muy empática y con un gran don de gente, a la vez, también debe conocer el vino que después ofrecerá al cliente final y aconsejará en todo momento.

Ambos profesionales realizan una tarea muy importante y son responsables de hacernos llegar a nuestra mesa un gran vino que podremos disfrutar.

Los polifenoles del vino ¿Que son y para que sirven?

En el vino, su alcohol y acidez, los polifenoles son uno de los pilares del vino. Son los responsables del color rojo, de su cuerpo y estructuras. Pero, ¿qué son los polifenoles? Estamos tratando de entrar en su definición.

El fenol es una molécula con la fórmula C6-H5-OH. C es carbono, H es hidrógeno y O es oxígeno. Además de sus componentes, los polifenoles tienen propiedades biológicas como productos secundarios de su metabolismo. Desempeñan un papel muy diverso en las plantas: protección contra herbívoros y microbios, atracción de polinizadores, protección contra la luz solar o protección contra condiciones climáticas desfavorables y contradictorias. Las vides, especialmente las uvas, sintetizan polifenoles en respuesta a situaciones de estrés como ataques de hongos, falta de agua, radiación UV, cambios de temperatura o vientos fuertes.

De hecho, la forma en que estas sustancias se transforman durante la elaboración de la cerveza (vinificación), especialmente durante la maceración, afecta el carácter final del vino.

Cada variedad tiene un contenido fenólico

En este punto, es importante indicar cómo cada variedad tiene un contenido de polifenoles. Esto está determinado por la genética, pero también por una serie de factores ambientales no relacionados con las propias lianas. Por un lado, influyen las condiciones climáticas. El desarrollo anual conducirá a la formación de más o menos compuestos polifenólicos. El tipo de suelo y su composición también son importantes. Los nutrientes, así como el contenido de minerales, la pendiente, la elevación, la profundidad, la capacidad de retención de agua y la riqueza biológica influirán en gran medida en el contenido de polifenoles de un vino en particular. Además, la forma en que se prepara también tiene un impacto significativo. De esta forma, factores como la densidad de plantación, el tipo de poda, el tipo de riego, los abonados o la época de vendimia elegida pueden modificar el microclima del viñedo y su estructura. En general, se puede decir que a mayor rendimiento, menor concentración de polifenoles y viceversa.

Si se cosecha demasiado pronto, los polifenoles no madurarán adecuadamente. Sin embargo, si la vendimia se retrasa, algunos de estos compuestos también pueden perderse por degradación. En la vinificación, el proceso de maceración es muy importante porque los polifenoles se transfieren de las pieles y semillas al líquido.

¿Qué es el análisis enológico del vino?

El análisis enológico es el proceso que permite estudiar a profundidad la composición del vino. Este estudio es efectuado por los especialistas en vino, conocidos como técnicos enólogos. Aquí te contamos más acerca de la importancia de este proceso que, muchas veces, es requisito necesario para la exportación del producto.

¿Por qué es importante analizar la composición del vino?

La tarea del enólogo consiste en conocer bien la composición química y la evolución del vino en sus diversas etapas. Para ello, es necesario comprender cada uno de los factores que intervienen en el proceso de maduración de las uvas, en la producción de los vinos, así como en los tratamientos aplicados y en su conservación.

La importancia del análisis enológico, que debe efectuarse de manera continua, se debe a la seguridad alimentaria de los consumidores y a la calidad que alcanza el vino en sí. En algunos casos, incluso, el análisis del vino es un requisito para su exportación.

Existen varios tipos de análisis enológico, entre los cuales se destacan los siguientes:

  • Análisis físico-químicos
  • Microbiológicos
  • Estudios de precipitados
  • Estudios de alérgenos, toxinas o fitosanitarios
  • Control de estabilidades

Por lo general, las bodegas de gran capacidad cuentan con el personal capacitado para efectuar el análisis enológico de su producto de fabricación. En este se cubren los procesos que comprende la producción del vino, la elaboración y el embotellado. Por el contrario, las bodegas de menor envergadura se ven en la obligación de llevar las muestras a laboratorios para efectuar el estudio.

Algunos países, como China, Japón y Brasil, exigen el análisis enológico oficial antes de permitir el ingreso de los vinos de importación a sus territorios.

Caducidad del vino embotellado

Aunque parezca incierto, con el paso del tiempo el vino puede volverse inadecuado para el consumo por tener un aspecto “avinagrado”. Y, es que, dependiendo del tipo de vino al pasar de meses o años puede alcanzar su máxima calidad y al excederse el tiempo va perdiendo sus cualidades.

¿Cuándo debe ser consumido un vino embotellado?

Algunos vinos alcanzan su máxima calidad en un lapso de meses, mientras que otros de alto prestigio, como los vinos tintos, pueden superar las cuatro o cinco décadas. Incluso, algunos vinos más puros y refinados pueden tener condiciones óptimas para el consumo por más de un siglo.

A continuación, indicamos algunas normas generales de duración de los vinos:

  • Vinos rosados: se recomienda consumirlos antes de cumplirse un año a partir de su fecha de embotellado. Algunos pueden alcanzar hasta dos años de vida.
  • Vino blanco: los vinos blancos jóvenes aguantan entre uno y dos años posteriores a su embotellado. Por su parte, el vino blanco con crianza en barrica puede durar entre tres y cinco años.
  • Vinos tintos: Se recomienda consumir el vino tinto joven antes de los dos. El Tinto crianza puede durar entre dos y cinco años, mientras que el vino tinto reserva puede conservarse entre seis y diez años.
  • Vino tinto gran reserva: puede aguantar hasta 15 años, al igual que el vino oloroso. Incluso, algunos de este tipo pueden durar décadas.

Por su parte, se recomienda consumir los vinos espumosos antes de cumplir el año de embotellado, debido a que van perdiendo gas carbónico. Un tiempo similar se recomienda para los vinos de Jerez.

¿Qué diferencias existen entre los tipos de vinos?

Entre los diversos tipos de vinos existen diferencias marcadas, dignas de tener en cuenta al momento de analizar sus cualidades. Más allá de su estancia en roble o de tener barrica, los vinos jóvenes, crianzas y reservas son diferenciables por sus características.

Diferencias entre los vinos jóvenes, crianzas y reservas

En el sistema de diferenciación es posible determinar las características del viñedo, el proceso de fermentación, así como la vida del vino tras ser embotellado. Aquí te explicamos cada uno de los factores que inciden en la diferenciación de los vinos:

  • La antigüedad del viñedo. los vinos jóvenes dependen de viñedos también jóvenes. La maduración de los frutos es más prolongada y los taninos resultan más suaves. Por ello, estos vinos son más afrutados y poseen menos estructura. Los vinos de crianza y reserva se obtienen de viñedos más viejos, lo cual permite mayor cantidad de taninos y polifenoles en los frutos.
  • En cuanto a la fermentación, los vinos jóvenes no se maceran mucho. Son fermentados a bajas temperaturas para favorecer los aromas afrutados. Por su parte, las crianzas se someten a fermentaciones largas y temperaturas altas para proporcionar estructura al vino.
  • Un vino de crianza permanece en barrica al menos durante seis meses y otros seis en botella. Por su parte, el tiempo de crianza en barrica del vino reserva suele ser de 12 meses y otros 12 en la botella antes de ser expuesto en el mercado.

Por último, el uso de la madera ideal permite lograr el equilibrio perfecto en el aroma y el sabor de los vinos de crianza.

¿Bajo qué temperatura se debe consumir el vino?

Un factor importante que nos permite disfrutar del buen vino es la temperatura de conservación. Sin embargo, esto depende del gusto del consumidor. No obstante, según el tipo de vino se recomiendan niveles de temperatura que garanticen el máximo disfrute de su aroma y sabor.

La temperatura también depende del tipo de vino

Aunque los gustos del consumidor inciden en la percepción de la temperatura ideal para el vino, la verdad es que esta depende del tipo de vino del cual hablemos. Por ello, aquí mencionaremos algunas claves para encontrar las temperaturas idóneas y disfrutar de los vinos.

  • Los vinos tintos jóvenes se sirven a menor temperatura, que oscila entre los 9° C. Los vinos tintos con mayor crianza con más de seis meses en botella se disfrutan mejor a unos 15° C de temperatura. Y, las reservas y grandes reservas se recomienda consumirlos a una temperatura de 17° C
  • Los vinos blancos dulces son ideales a temperaturas bajas de hasta 8° C, mientras que el vino blanco joven y el vino blanco fermentado en barrica muestran mejor sus matices a temperaturas de 10 ° C y 12 °C, respectivamente.
  • Los vinos rosados la temperatura de 10 ° C permite resaltar su finura y cualidad tánica.

Los vinos de Jerez no requieren de un nivel de temperatura exigente. Esta dependerá del tipo de maridaje elegido para su consumo. Por su parte, se recomienda beber los vinos espumosos a una temperatura entre 6 y 8 ° C y los vinos finos y manzanillas deben servirse muy fríos, bajo temperaturas entre 5 ° y 7 ° C.

¿Qué son los destilados de vino?

Los comerciantes holandeses fueron los responsables del origen de los destilados de vino. Ellos se dieron cuenta que, al destilar el vino, se ahorraba más espacio en los barcos y, además, no se deterioraba el producto debido al alto contenido de alcohol.

Tipos de brandy o destilados de vino

De los tipos de destilados de vino es necesario diferenciar los aguardientes que se obtienen al destilar el vino y las holandas, que agregan residuos del vino para sumar aromas. Este proceso de envejecimiento tiene lugar en barricas de roble y es más complejo que la del destilado de vino común. Entre las holandas más reconocidas están las siguientes:

Coñac francés

Es muy reconocido en el mundo. Es elaborado en Coñac, Francia. Se prepara a base de uvas blancas poco aromáticas y de poca madurez. Se mantiene al menos dos años en proceso de envejecimiento y, posteriormente, se mezcla con otros coñacs. Hay coñacs que pueden alcanzar hasta 50 años de envejecimiento.

Brandy de Jerez

Posee Denominación de Origen. Para su elaboración se utilizan vinos blancos de Airen y Palomino. Según el proceso, se divide en brandy solera, brandy reserva o brandy gran reserva, con uno, tres y diez años de maduración, respectivamente.

Armagnac

Procede de Armañac, al sudoeste de Francia. Se obtiene de la destilación de vino blanco seco que se obtiene de variedades de uva ugni blanc, bacco, la colombard y la folle blanche.

Pisco peruano

Se produce en Chile y en Perú. Se obtiene a partir de un vino dulce de la uva pisquera como es llamada en la región. Se destaca en la familia de cocteles por la preparación del pisco “sour”, a base de limón.

Estas bebidas, destilados de vino, poseen un grado alcohólico que varía entre el 36 y el 45 %. A los destilados de vino, se les llama también brandies, palabra derivada del holandés “branwijin”, que significa “vino quemado”.

¿Por qué comemos 12 uvas en fin de año?

¿Sabías el origen del por qué comemos 12 uvas en Nochevieja al sonar las 12 campanadas? Te contamos dónde se originó esta costumbre para que puedas presumir de ella contando una anécdota frente a tu familia durante los días de navidad.

12 uvas son como los 12 meses que tenemos por delante y por ello siempre nos preparamos horas antes para el gran momento, donde el reloj pasa de las 12 de la noche donde pasamos al siguiente año. Campanada tras campanada, vamos tomando uva a uvaa hasta completar nuestra copa.

¿Por qué comemos 12 uvas?

Esta tradición parece haber prevalecido alrededor del año 1909. Las crónicas nos cuentan de una cosecha asombrosa, tanto cuantitativa como cualitativamente. Así, los viticultores alicantinos de la Sierra de Aitana regalaron parte de la uva a los madrileños que paseaban por la Puerta del Sol días antes al 31 de diciembre. Parece que en aquella época ya era costumbre enviar y servir uvas a estos lugares de la capital en Navidad con turrón de Gijón y Alicante. Lo que parece seguro es que para aquellas fechas ya había costumbre de tomar uvas en Nochevieja.

En 1894, un periódico de aquellos tiempos publicó un artículo en el que describe la práctica provenía de Francia y que fué adoptada por muchos españoles de clase alta. Esta práctica consistía en tomar champagne y comer uvas al sonar cada campanada. Con el tiempo, varios madrileños decidieron ir a la Puerta del Sol a comer uvas y tomar champagne.

Aunque nadie conocía a personas de origen francés que comieran uvas en nochevieja, todos afirmaban que era una costumbre francesa.  Poco a poco también se extendió por toda América Latina y también es celebrado por la comunidad hispana en los Estados Unidos. La tradición se ha refinado y hemos creado 12 uvas que representan 12 meses, 12 meses de buena suerte y prosperidad.

Campo de Borja: el reinado la garnacha

El Campo de Borja se destaca por la influencia de la presión entre el Mar Cantábrico y el Mediterráneo, que da lugar a altos contrastes de temperatura, condiciones propicias para el cultivo y la producción de la garnacha. Así, esta variedad se destaca particularmente en la zona.

Campo de Borja con Denominación de Origen

Con denominación de Origen, situada al noroeste de la provincia de Zaragoza, el Campo de Borja posee los más auténticos vinos, demandados por el mercado internacional. Allí, se producen vinos monovarietales de garnacha, con alta calidad.

El Campo de Borja posee un contraste térmico entre estaciones y entre horas del día y la noche. Igualmente, destaca el clima continental mediterráneo, con pocas precipitaciones. Los viñedos se localizan a una altitud que varía entre los 350 y 700 metros.

En altitudes bajas, con suelos pardo calizos, se obtienen vinos cálidos, fuertes y muy aromáticos. Allí se cultivan garnachas en vaso y en espadera. En altitudes medias, prevalecen los suelos arcillo-ferrosos y cascajosos, de donde resultan vinos intensos y carnosos. Mientras que, en la zona más alta, donde los suelos son pedregosos, se obtienen vinos más finos y elegantes.

En el Campo de Borja, de las más de 7 mil hectáreas, casi la mitad de las cepas registradas en la denominación de origen corresponden a la variedad de garnacha.

En la denominación de Origen del Campo de Borja se producen infinidad de vinos blancos, rosados, tintos jóvenes, crianzas, reservas, grandes reservas. Igualmente, se producen vinos de licor como moscateles y mistelas.

Conoce la Ribera del Duero

La ribera del Duero es conocida muy particularmente por ser una zona de gran prestigio en la producción de vinos a nivel internacional, con una tasa de exportación de al menos un 30 %. La altitud media de 800 metros sobre el nivel del mar le proporciona a esta zona una particular climatología con altas diferencias térmicas entre las horas del día y las de la noche. Esto garantiza una maduración muy especial en los cultivos de uvas.

Riqueza y fertilidad del valle del Duero

La amplia variedad de suelos del valle del Duero contabiliza 32 tipos de suelos. En cuanto al relieve, también hay diversidad. Unas laderas del valle están orientadas hacia el sur y otras hacia el norte. Por su parte, la altitud influye significativamente, pues define los tipos de suelo (estratos) sobre las temperaturas.

El clima mediterráneo de la zona es poseedor de dos periodos, la primavera y el otoño. Se caracteriza por la presencia de un largo invierno y un corto pero fuerte verano. Las precipitaciones, que alcanzan unos 450 mm, se concentran en otoño e invierno, dos momentos en que la planta está en “dormición”.

Esas características garantizan a las viñas un ciclo rápido influenciado por las heladas de la primavera, que suele concluir con una maduración pausada y prolongada. Esas condiciones de maduración aseguran que los frutos sean más dulces.

Entre las variedades que se cultivan en Ribera del Duero están la Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Garnacha Tinta, para los vinos tintos, y en las variedades blancas, Albillo mayor.

La tradición de la vinicultura en Ribera del Duero tiene sus raíces en el pasado histórico, que data de unos 2.700 años, de antigüedad cuando los vacceos ya consumían vino en estas tierras.